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La adicción a la cafeína (una substancia ausente de nuestro pasado evolutivo) puede curarse mejor si reproducimos sus efectos por vías naturales en el mismo sentido de nuestra evolución futura (yoga y dieta evolutiva)
¿Transmitimos a nuestros niños el mecanismo de la adicción?
El Método Feldenkrais es un sistema de... (¿cómo definirlo?) "educación física" sui generis, que realiza movimientos muy fáciles y suaves, teniendo una buena conciencia de lo que se está haciendo. Sin embargo, gran parte del registro neurológico sucedería a nivel inconsciente: el cuerpo por sí mismo reordenaría las conexiones nerviosas para recuperar movimientos no usuales.
La teoría es que muchas funciones nerviosas y musculares se van perdiendo con los años por falta de uso. Así, esos ejercicios tan simples reconectarían las neuronas necesarias para no perder esas funciones, debido a la capacidad innata del cuerpo de asignar nuevas neuronas a cualquier cosa nueva que se aprende o se ejercita.
Pero este mismo mecanismo puede tener un costado oscuro: ¿qué sucede si el cuerpo - inconscientemente - registra un estado de placer proveniente del café?
Todos recordamos cuán sabrosos eran el té, el café y las gaseosas que nos daban cuando éramos niños. Para la enorme mayoría de nosotros, el estado vivaz que seguía no estaba relacionado directamente con lo que acabábamos de tomar... pero a nivel neuronal, inconsciente, con seguridad eso quedaba registrado.
Así entonces, indavertida y fácilmente como los ejercicios de Feldenkrais, nuestro cuerpo registra la subida de vitalidad y energía subsiguiente a la ingesta de cafeína, y con ella, la "noción" neurológica de que una substancia puede alterar tremendamente nuestro estado general.
Y como suele suceder, sólo se registra la primera parte de esa alteración, la parte "positiva", el "high". La parte de la resaca, al tardar más, se registra más difícilmente - si es que se registra.
Por lo tanto, para el cuerpo, la taza de té rápida e inconscientemente se convierte en un elemento asociado a la subsiguiente explosión de energía y sensaciones placenteras de la cafeína.
¿Puede ser que el inocente té con leche o la Coca Cola de la niñez sean los primeros disparadores de las tendencias adictivas en la juventud?
Una sociedad adicta
Nuestra cultura es una cultura de adoración del estado eufórico: todo lo que sirva para producir euforia es alabado, venerado, bien pagado y exaltado. Y los primeros estados eufóricos que un ser humano conoce suceden luego de la ingestión de la droga más popular del mundo: la cafeína.Si ese mecanismo de ingestión de substancia-euforia-integración social se aprende a nivel inconsciente, neuronal, bien puede ser que ahí resida una de las causas de la epidemia mundial de adicción.
Intensidad Estable y Euforia-Depresión
La cafeína no es parte de nuestro bagage evolutivo, sin embargo, podemos alcanzar los estados estimulantes de la cafeína por vías naturales: alimentación y ejercicios apropiados.
La paulatina asociación de los estados intensos con el consumo de alimentos crudos y ciertas prácticas de yoga son la mejor manera de ir sustituyendo la fuerte asociación que nuestro cuerpo tiene con la cafeína y la euforia.
El estado de intensidad producto de la práctica del yoga y una alimentación evolutiva es, sin embargo, muy diferente del estado de euforia. Ambos se parecen en que son intensos energéticamente, pero difieren en que la euforia es un estado sin paz, es un estado de agitación.
Curarse de la adicción a la cafeína puede ser más difícil de lo que se cree. Como en otras terapias para la adicción a las drogas, este proceso se vuelve más fácil si los estados producidos por la droga son substituidos por estados parecidos pero que son producto de prácticas naturales.]Cuando un cuerpo registra un estado superior, rápidamente se aficiona a ella y lo prefiere a los estados inferiores.
La intensidad de la energía vital, producto de la práctica del Yoga y una buena dieta, son muy superiores al estado de agitación eufórica de la cafeína. Produce felicidad, un estado superior al placer, y si uno se toma el trabajo de observar y grabar en su conciencia la etapa de la resaca de la cafeína, acelerará enormemente este proceso: el estado de intensidad del Yoga no tiene resaca, y tal observación producirá gradualmente un rechazo al estimulante que lo causó.
El cuerpo funciona por el principio del máximo placer, y en segundo lugar por el principio del menor esfuerzo. Si permitimos al cuerpo reconocer a profundidad los estados de felicidad que surgen del yoga y la buena dieta, la cafeína no tendrá oportunidad, y muy pronto será vista con desagrado, aunque la diferencia entre lograr uno y otro estado sea muy diferente: una sesión de una hora de ejercicios vs. una taza de café.
Una vez que la inteligencia del cuerpo se halla despierta, todo lo que sigue es muy fácil: sólo habrá que escuchar lo que nos pide.






El café debe evitarse absolutamente durante el embarazo y el amamantamiento. Los fetos y recién nacidos no pueden metabolizar la cafeína en sus hígados, así que permanece en sus cuerpos hasta cuatro días, estimulando sus sistemas nerviosos todo ese tiempo, causando irritabilidad y dificultad para dormir. Estudios en animales han ligado altos niveles de cafeína en sangre con el nacimiento prematuro, complicaciones en el parto, bajo peso al nacer y defectos de nacimiento. Estudios en humanos han hallado un aumento en el porcentaje de abortos espontáneos, muerte del feto, partos de nalgas y bajo peso al nacer. Las mujeres embarazadas tardan tres veces más en metabolizar la cafeína que las mujeres no embarazadas.
La cafeína, las grasas y ácidos del café irritan la superficie estomacal, lo que puede causar una producción excesiva del ácido estomacal, y conducir a una variedad de desórdenes digestivos. El descafeinado también produce un aumento similar del ácido estomacal. Estudios han demostrado un nexo definido entre beber café y las úlceras. Algunos fármacos anti úlcera, como cimetidina (Tagament) disminuyen la velocidad en que el cuerpo metaboliza la cafeína. Así que no solamente el café aumenta el ácido, sino que los fármacos extienden los efectos de la cafeína manteniéndolo en circulación por más tiempo. El café afecta el esfínter esofágico inferior, y por lo tanto, contribuye al reflujo del ácido estomacal en la garganta (ardor de estómago)