2007-07-21

Cancer y alimentos evolutivos y no evolutivos: una lección de proporciones

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Confirma el papel de la dieta sobre la aparición y recaída del cáncer, muy lógico desde el punto de vista de la Dieta Evolutiva. Las conclusiones finales son que nuestro organismo es sumamente hábil en aprovechar lo bueno de nuestros alimentos evolutivos, y sumamente débil para soportar los efectos de los alimentos no evolutivos. Asimismo, indica que la alimentación por sí sola no es suficiente para producir un estado de salud total.


Recientemente aparecieron dos llamativas noticias sobre la relación entre alimentos y cáncer. La primera sobre el descubrimiento de que la dieta "occidental", que se caracteriza por ingredientes de carne y dulce, puede implicar un mayor riesgo de sufrir cáncer de mama, según un estudio publicado el 11 de julio de 2007 por la revista Cancer Epidemiology.
La segunda es que una dieta intensiva en frutas, vegetales y fibra no previene la recaída del cáncer de mama, aunque puede reducir dramáticamente la probabilidad de su aparición mientras aporta beneficios adicionales a la salud, según un estudio divulgado en Estados Unidos.
Estas dos noticias, miradas desde la perspectiva de la Dieta Evolutiva, tienen un profundo sentido, y nos hablan del papel de las proporciones según la evolución del cuerpo humano.

Veamos el primer estudio, sobre el aumento del cáncer entre las mujeres que consumen más carne y dulces:



Una investigación señaló que la amenaza de una reaparición del cáncer de mamas fue evidente cuando se comparó la dieta "occidental" con la de mujeres asiáticas que consumen soja y verduras en mayor cantidad.
Esa conclusión confirma la relación denunciada por otros estudios entre la carne y los platos con gran contenido de grasa de la dieta occidental y una mayor incidencia de diversos tipos de cáncer, así como de enfermedades cardíacas y diabetes.
Según los científicos del Centro Oncólogico Fox Chase de Filaldelfia (Pensilvania), la incidencia de cáncer de mama es ahora mayor entre mujeres asiáticas debido a que han comenzado a aumentar su consumo de la dieta "occidental".
En el estudio se analizaron los hábitos de alimentación de unas 3.000 mujeres de Shanghai, la mitad de las cuales sufría cáncer de mama.
Todas explicaron cuáles eran sus platos y alimentos preferidos y se les clasificó en dos grupos.
Uno, partidario de la dieta occidental, consumía carnes rojas, camarones, pescado, caramelos, todo tipo de postres, pan y leche.
El otro, más vegetariano, prefería el "tofu", las verduras, los vegetales, las leguminosas, el pescado y la leche de soja.
Las mujeres post menopáusicas del grupo "occidental" mostraron un 60 por ciento de mayor riesgo de sufrir el tipo más común de cáncer de mama, en comparación con las vegetarianas.
"Notamos un efecto evidente cuando observamos mujeres post menopáusicas excedidas de peso. Parece que existe una interacción entre la dieta carne-azúcar y el sobrepeso", dijo Marilyn Tseng, del Centro Oncólogico Fox Chase y uno de los autores del estudio.
Por otra parte, los científicos no encontraron una vinculación directa, negativa o positiva, entre el cáncer de mama y la dieta caracterizada por el alto consumo de verduras.
Según Lawrence Cheskin, profesor de salud y nutrición en la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, esta es una prueba más de que la dieta está vinculada al cáncer.
"Vemos que existe un aumento en el cáncer, según sea lo que comamos y si somos gordos", agregó.



Ahora, la segunda noticia nos dice que si bien las frutas y las verduras, nuestros alimentos primigenios, es un gran preventivo de la terrible enfermedad, su aumento por sí sólo no nos protege de su reaparición:



"No es una mala noticia como uno piensa a primera vista", dijo la coautora del estudio Cheryl Rock, profesora de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego.
"Este es un estudio antiexageraciones", dijo. "Usted no tiene que pasar su día exprimiéndose y en el mercado del granjero (para mantenerse saludable)".
Las mujeres que comieron al menos cinco raciones de frutas y vegetales al día e hicieron ejercicios seis veces por semana redujeron a la mitad la reaparición de cáncer, dijo Rock.
No hubo mejoras notables entre mujeres que cambiaron su dieta en forma más drástica.
Pero las mujeres que comieron significativamente menos que las recomendadas cinco raciones al día tuvieron un 40% de riesgo de reaparición o nuevo cáncer primario, explicó Rock.
El estudio hizo un seguimiento a 3.088 sobrevivientes de cáncer de mama durante entre seis y 11 años para ver si duplicar la recomendada ingesta de frutas y vegetales, reduciendo la grasa e incrementando las fibras, podría prevenir la reaparición.
La mayoría de las mujeres superaban los 50 años y el 75% ya comía un promedio de cinco raciones de frutas y vegetales antes de que comenzara el estudio.
A la mitad de las mujeres les dieron clases de cocina y consejos telefónicos para ayudarles a adoptar una nueva dieta intensiva. Ellas se preocuparon de incrementar la ingesta de frutas y vegetales a un promedio de 12 raciones al día, cortando considerablemente las grasas y aumentando las fibras.
A la otra mitad se les dijo que siguieran las recomendaciones establecidas por el gobierno norteamericano, que podían ser encontradas en la página web
www.mypyramid.gov.
Ambos grupos habían tenido una tasa de reaparición de cáncer de mama de alrededor de 17% y una tasa de mortalidad de 10%.
Esto fue una mejoría considerable sobre la tasa típica de reaparición de 30%, dijo Rock en una entrevista telefónica.
El estudio no prueba que estas dietas intensivas no sean útiles en el largo plazo, agregó Rock.
"Quizás uno tenga que comenzar de este modo a los 15 (años). Quizás ellas ya habían ido demasiado lejos en sus cambios metabólicos internos", se preguntó.
Los autores examinarán más resultados para ver si las mujeres con un particular perfil genético pueden ser ayudadas por una dieta más intensa, dijo Rock.
"Deseamos mantener en mente que este estudio se refiere sólo a sobrevivientes de cáncer", indicó la investigadora.
"Muchos otros estudios bien diseñados y controlados han mostrado claramente que comer más de cinco frutas y vegetales puede un día hacer grandes diferencias en riesgos de enfermedad al bajar la presión sanguínea y reducir los riesgos de ataques y de enfermedades cardiacas".



¿Que tienen en común estas dos noticias?
Que los buenos efectos de los alimentos evolutivos de los humanos no puede aumentarse más allá de los límites determinados por nuestra necesidad natural, mientras que el mal efecto de los alimentos no evolutivos sí aumentan su malignidad según su proporción.
Es decir, nuestros cuerpos están muy bien adaptados para extraer lo bueno de los alimentos naturales aunque su cantidad sea poca, pero no tiene capacidad de rechazar los malos efectos de los alimentos no naturales, y por lo tanto, allí sí importa la cantidad.
Al comer tan sólo 5 raciones de frutas y verduras diariamente, ya existe un gran efecto saludable en el cuerpo, que aprovechará hasta el máximo los componentes aún no completamente conocidos de los vegetales. Un aumento de estos alimentos más allá de lo necesario no nos causará daño, pero será inútil para aumentar sus efectos positivos.
Pero al someter al cuerpo a substancias artificiales o para los cuales no estamos suficientemente evolucionados (dulces y carnes) simplemente no tenemos defensas, y así nuestro cuerpo es víctima tanto por la calidad como por la cantidad de esos tóxicos.

Una última reflexión sobre el estudio del aumento de frutas y verduras y la reaparición del cáncer es que confirma uno de los postulados de la Dieta Evolutiva en el sentido de que para cambiar al "estado de salud" desde una enfermedad no es suficiente simplemente adoptar los alimentos evolutivos, sino cambiar la entera forma de vivir, que incluye el contacto con la Naturaleza y con los planos sutiles de la existencia.

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